En segundo lugar, esta mañana aparecí en el periódico El Correo Gallego. Esto se debe a que obtuve el segundo premio en el concurso de relatos cortos "Como te imaxinas na USC?" (aclaración: la USC es la Universidad de Santiago de Compostela). A pesar de que creo que no es, ni de lejos, uno de mis mejores trabajos, estoy muy contento con el reconocimiento, y felicito a Ana Fandiño, la compañera que ha conseguido el primer premio. Aquí os dejo un enlace con la noticia virtual ya que, aunque en el propio periódico luce mucho más, no puedo ofreceros otra cosa: http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/dos-alumnos-rosalia-ganan-concurso-imaginas-usc/idEdicion-2012-06-16/idNoticia-751604/.
Debido a esto, actualizo hoy con un fragmente de ese relato con el que he conseguido el segundo premio. ¡Espero que os guste! Incluyo como siempre la traducción después del cuadro, que en esta ocasión, aunque no está relacionado con el texto, es El caminando sobre el mar de nubes, de Caspar Friedrich, por petición de un seguidor de twitter, @Rider_Fox. Disfrutadlo.
En fin, cheguei
a ese sitio que todos chaman “Facultade” (non direi ningunha concreta, non me
gusta cortar as ás aos lectores, que ao fin e ao cabo son como paxaros que
exploran o ceo do meu relato que, se ben non aporta nada novo, nace do meu
desexo de plasmar o acontecido e liberarme. Como toda arte, supoño). Unha morea
de xente colapsaba a entrada, e eu decidín agardar nunha marxe. Non tiña ganas
de mareas humanas esa mañá, o soño deixárame exhausto.
Pero o meu
intento de marxinación, moi característico mecanismo de defensa do típico rapaz
inseguro, non tivo un efecto demasiado satisfactorio. Non tanto como me
gustaría. Unha rapaza moi branquiña, tanto que se lle vían as venas a través da
pel, que parecía tan fácil de quebrar, achegouse a min. Puiden comprobar, cando
por fin a tiven cara a cara, que tiña unhas faccións sorprendentemente doces e
fráxiles. É desas persoas que aínda hoxe a vexo e me deixa abraiado, desas que
che dan ganas de collela entre as mans con moito coidado para non rompela e
protexela de toda posible agresión externa. “Que fazula tan perfecta tes”,
pensei en alto. Si, en alto. A moza escachou a rir, non era para menos! Por
sorte, caínlle simpático parece ser, así que conseguín o que inconscientemente
quería: integrarme sen que iso supuxera ningún tipo de esforzo emocional. Un
non pode loitar contra o que é.
Traducción al castellano:
En fin, llegué a ese sitio que todos llaman “Facultad” (no diré ninguna concreta, no me gusta cortar las alas a
los lectores, que al fin y al cabo son como pájaros que exploran el cielo de mi
relato que, si bien no aporta nada nuevo, nace de mi deseo de plasmar lo
sucedido y liberarme. Como toda arte, supongo). Un tumulto de gente colapsaba
la entrada, y yo decidí esperar al margen. No tenía ganas de mareas humanas esa
mañana, el sueño me había dejado exhausto.
Pero mi intento
de marginación, muy característico mecanismo de defensa del típico chico inseguro,
no tuvo un efecto demasiado satisfactorio. No tanto como me gustaría. Una
muchacha muy blanquita, tanto que se le veían las venas a través de la piel,
que parecía tan fácil de quebrar, se acercó a mí. Pude comprobar, cuando por
fin la tuve cara a cara, que tenía unas facciones soprendentemente dulces y
frágiles. Es de esas personas que aún hoy la veo y me deja anonadado, de esas
que te dan ganas de cogerla entre las manos con mucho cuidado para no romperla
y protegerla de toda posible agresión externa. “Que cara tan perfecta tienes”,
pensé en alto. Sí, en alto. La chica rompió a reír, ¡no era para menos! Por
suerte, le caí simpático parece ser, así que conseguí lo que inconscientemente
quería: integrarme sin que eso supusiera ningún tipo de esfuerzo emocional. Uno
no puede luchar contra lo que es.
"La soledad engendra lo
original, lo atrevido,
y lo extraordinariamente bello, la poesía.
Pero engendra
también lo desagradable,
lo inoportuno, absurdo e inadecuado".
(Thomas Mann)
Sebastián Blanco Portals
No hay comentarios:
Publicar un comentario