sábado, 2 de junio de 2012

L'amour physique.


   Bienvenidos a mi blog un día más :) Antes de nada, quiero comunicaros que he recibido otro premio en el certamen literario del instituto, de nuevo en narrativa, pero esta vez en lengua castellana, con un relato titulado La muerte de un árbol. No se trata en esta ocasión de una combinación de algo que ya hayáis leído sino de una creación totalmente nueva, aunque la idea ya rondaba mi cabeza desde el verano de 2011. Prometo que intentaré también subirlo como archivo en línea.
   Volviendo a la entrada de hoy, actualizo con una de mis creaciones favoritas en poesía hasta ahora, si no mi favorita. Esta es la que, junto con Palabras para Ofelia, leí en el recital de poesía del mes pasado, y como ya hice en su momento, se la dedico de nuevo a Laura Villar, que escribe en Poesía del vacío y que me ha dado la oportunidad de participar con los chicos de De los 90 al extrarradio, y a Adrián Millán, que participa en el blog Brise le Cliché, para el que me hizo un par de fotos y que siempre lee todo lo que escribo antes de publicarlo. ¡Gracias a los dos! 
   De nuevo recurro a la figura del Eros como concepto del amor y la belleza, y desde el mismo título he tratado de darle matices personales. Una canción del grupo techno-pop francés Vive la fête se llama L'amour physique, y es precisamente la que imagino que suena en un momento del relato con el que gané el premio, La muerte de un árbol, en el que el protagonista se encuentra en un pub, y da título a este poema.
   La imagen incluida en esta ocasión es la pintura Romeo and Juliet, de Frank Diksee. Espero que lo disfrutéis.


Fue la noche más corta del verano, una vida.
Apareciste de repente y me clavaste la mirada y la intención:
que nos separe el sol por la mañana.

Apenas unos minutos bastaron, segundos quizás,
y me tuviste colgado de tus ideas y suspiros,
atrapado en la sensualidad de tu mente.

Me dijiste: llévame a un lugar que no conozca,
y te agarré del brazo y te atraje a mi cuerpo
y te arrastré a mis pensamientos.

El placer intelectual se convirtió en amor físico.
Las cortinas eran burdeos y tus manos exquisitas.
Nos fundimos en uno a la luz de la luna.

Un fugaz beso, una mirada, un susurro al oído.
Caí a tus pies.
Un roce y el tacto de tus dedos en mi torso, un suave rizo.
Me rendí al deseo.
Tras la noche llegó el blanco y seguíamos abrazados y el burdeos se reflejó en tus ojos.

Me miraste de nuevo: un tono de despedida. Profundo para mí, cotidiano para ti.
Me besaste el cuello y las entrañas, Eros, me quedé prendido de tu fragancia.
Maldito y maravilloso idilio de una noche de verano.

"huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño"
(Lope de Vega)

Sebastián Blanco Portals


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